Esta noche de luna llena, yo, Dabasir, que acabo de salir de la esclavitud en Siria, decidido a pagar
todas mis deudas y convertirme en un hombre rico y digno del respeto en mi ciudad natal de
Babilonia, grabo en barro este informe permanente de mis negocios para que me guíe y me ayude a
cumplir mis mayores deseos.
Siguiendo el consejo de mi sabio amigo Maton, el prestamista de oro, me he decidido a seguir el plan
preciso que, por lo visto, permite a los hombres honorables liberarse de sus deudas y vivir en la
riqueza y en el respeto a sí mismos.
Este plan incluye tres objetivos que son mi esperanza y mi deseo.
Primero, el plan me permitirá gozar de una cierta prosperidad.
Así, apartaré la décima parte de lo que gane y será un bien que conservaré. Maton habla sabiamente
cuando dice:
El hombre que guarda en su bolsa el oro que no necesita gastar es bueno para con su familia y leal a
su rey.
El hombre que sólo tiene unas cuantas monedas de cobre en su bolsa es insensible respecto a su
familia y a su rey.
Pero el hombre que no tiene nada en sus bolsa es cruel con su familia y desleal a su rey, pues su
corazón es amargo.
El hombre que desea triunfar debe tener en su bolsa dinero para poderlo hacer tintinear; y en su
corazón amor para su familia y lealtad para con su rey.
En segundo lugar el plan prevé que cubra mis necesidades y las de mi mujer, que ha vuelto lealmente
conmigo de casa de su padre. Ya que Maton dice que quien cuida de fiel esposa tiene el corazón lleno
de respeto a sí mismo y gana fuerza y determinación para sus proyectos.
De manera que usaré siete décimos de lo que gane en comprar un casa, ropas, comida, y una suma
que dedicaremos a otros gastos para que nuestras vidas no estén exentas de placeres y satisfacciones.
Pero Maton me ha recomendado que cuide de no gastar en estos honorables conceptos más que los
siete décimos de lo que gano. El éxito del plan reposa en esta recomendación; hemos de vivir con esa
porción y nunca tomar o comprar más de lo que podamos pagar con ell
todas mis deudas y convertirme en un hombre rico y digno del respeto en mi ciudad natal de
Babilonia, grabo en barro este informe permanente de mis negocios para que me guíe y me ayude a
cumplir mis mayores deseos.
Siguiendo el consejo de mi sabio amigo Maton, el prestamista de oro, me he decidido a seguir el plan
preciso que, por lo visto, permite a los hombres honorables liberarse de sus deudas y vivir en la
riqueza y en el respeto a sí mismos.
Este plan incluye tres objetivos que son mi esperanza y mi deseo.
Primero, el plan me permitirá gozar de una cierta prosperidad.
Así, apartaré la décima parte de lo que gane y será un bien que conservaré. Maton habla sabiamente
cuando dice:
El hombre que guarda en su bolsa el oro que no necesita gastar es bueno para con su familia y leal a
su rey.
El hombre que sólo tiene unas cuantas monedas de cobre en su bolsa es insensible respecto a su
familia y a su rey.
Pero el hombre que no tiene nada en sus bolsa es cruel con su familia y desleal a su rey, pues su
corazón es amargo.
El hombre que desea triunfar debe tener en su bolsa dinero para poderlo hacer tintinear; y en su
corazón amor para su familia y lealtad para con su rey.
En segundo lugar el plan prevé que cubra mis necesidades y las de mi mujer, que ha vuelto lealmente
conmigo de casa de su padre. Ya que Maton dice que quien cuida de fiel esposa tiene el corazón lleno
de respeto a sí mismo y gana fuerza y determinación para sus proyectos.
De manera que usaré siete décimos de lo que gane en comprar un casa, ropas, comida, y una suma
que dedicaremos a otros gastos para que nuestras vidas no estén exentas de placeres y satisfacciones.
Pero Maton me ha recomendado que cuide de no gastar en estos honorables conceptos más que los
siete décimos de lo que gano. El éxito del plan reposa en esta recomendación; hemos de vivir con esa
porción y nunca tomar o comprar más de lo que podamos pagar con ell
No comments:
Post a Comment