Debo a todos estos acreedores la suma de diecinueve monedas de plata y ciento cuarenta y una de
cobre. Como debía estas sumas y no veía manera alguna de pagarlas, en mi locura, permití que mi
mujer volviera a la casa de su padre y abandoné mi ciudad natal buscando en otro lugar un bienestar
fácil, para sólo encontrar el desastre y ser vendido vergonzosamente como esclavo.
Ahora que Maton me ha enseñado cómo puedo ir devolviendo mis deudas en pequeñas cantidades
que tomaré de lo que gane, comprendo hasta qué punto estaba loco cuando escapé de las
consecuencias de mi extravagancia.
He visitado a mis acreedores y les he explicado que no tenía recursos para pagarles salvo mi
capacidad de trabajar, y que tenía la intención de dedicar dos décimas partes de lo que ganara para
liquidar mis deudas de modo justo y honorable. Que no podía pagar más que eso y que si eran
pacientes, llegaría un día en que habría cumplido enteramente las obligaciones contraídas.
Ahmar, a quien creía mi mejor amigo, me-insultó duramente y me fui de su casa humillado; Bijerik
el agricultor pidió ser el primero en cobrar, pues tenía gran necesidad de ayuda. Alkahad, el
propietario de la casa, me advirtió de que si no arreglaba mi cuenta bien pronto, me causaría
problemas.
Todos los demás aceptaron gustosos mi proposición y ahora estoy más decidido que nunca a pagar
mis justas deudas, pues me he convencido de que es más fácil pagarlas que evitarlas.
Trataré con imparcialidad a todos mis acreedores aunque no pueda satisfacer las necesidades y
demandas de algunos de ellos
cobre. Como debía estas sumas y no veía manera alguna de pagarlas, en mi locura, permití que mi
mujer volviera a la casa de su padre y abandoné mi ciudad natal buscando en otro lugar un bienestar
fácil, para sólo encontrar el desastre y ser vendido vergonzosamente como esclavo.
Ahora que Maton me ha enseñado cómo puedo ir devolviendo mis deudas en pequeñas cantidades
que tomaré de lo que gane, comprendo hasta qué punto estaba loco cuando escapé de las
consecuencias de mi extravagancia.
He visitado a mis acreedores y les he explicado que no tenía recursos para pagarles salvo mi
capacidad de trabajar, y que tenía la intención de dedicar dos décimas partes de lo que ganara para
liquidar mis deudas de modo justo y honorable. Que no podía pagar más que eso y que si eran
pacientes, llegaría un día en que habría cumplido enteramente las obligaciones contraídas.
Ahmar, a quien creía mi mejor amigo, me-insultó duramente y me fui de su casa humillado; Bijerik
el agricultor pidió ser el primero en cobrar, pues tenía gran necesidad de ayuda. Alkahad, el
propietario de la casa, me advirtió de que si no arreglaba mi cuenta bien pronto, me causaría
problemas.
Todos los demás aceptaron gustosos mi proposición y ahora estoy más decidido que nunca a pagar
mis justas deudas, pues me he convencido de que es más fácil pagarlas que evitarlas.
Trataré con imparcialidad a todos mis acreedores aunque no pueda satisfacer las necesidades y
demandas de algunos de ellos
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